Lise Maitner, la otra cara de la fisión

Durante los primeros días de 1939 Niels Bohr, físico danes y uno de los pioneros del moderno modelo atómico, se encontraba recorriendo varias universidades e institutos de Estados Unidos, previo a una conferencia sobre física teórica a celebrarse en la ciudad de Washington.

Bohr se dirigió a la Universidad de Columbia a entrevistarse con el recién contratado Enrico Fermi, a la postre «padre de la bomba atómica». Al no encontrarlo en su oficina, bajó al área de laboratorios donde reconoció al estudiante de doctorado Herber L. Anderson, a quien tomó del hombro y le dijo «joven, déjeme explicarle algo nuevo y excitante sobre la física». Bohr era, entre otras cosas, el portavoz de una de las noticias científicas más importantes de los últimos años.

Desde hace cuatro años atrás, un grupo de científicos alemanes, encabezados por el químico Otto Hahn y la física Lise Meitner, realizaban una serie de experimentos encaminados a entender el fenómeno de la división del núcleo atómico mediante su bombardeo con neutrones. Para esos años ya era sabido que ciertos átomos podían ser divididos y convertidos en otros elementos, produciendo además grandes cantidades de energía en el proceso. Sin embargo, el fenómeno estaba lejos de ser completamente entendido.

Lise Maitner, nacida y eduacada en Viena, fue alumna del eminente físico Ludwing Boltzmann y se convirtió en la segunda mujer en obtener un doctorado por la Universidad de Vienna en 1905. Con el apoyo de su padre, viajó a Berlín donde asistió a los cursos de otra figura científica, Max Planck, donde después de un año se convirtió en su asistente.

Desde sus primeros años en Berlín trabajó estrechamente con Hahn: Maitner se encargaba de las cuestiones físicas y teóricas del problema, mientras este trabajaba en la química de los experimentos. Ambos formaron uno de los grupos más influyentes y productivos en el recién creado Kaiser-Wilhelm-Institut, donde Lise trabajó sin salario hasta 1913 cuando fue contratada como profesora asociada, con una posición permanente. Meitner fue la primera mujer en ser nombrada profesora de tiempo completo de física en la Universidad de Berlín.

Después del descubrimiento del neutrón en los primero años de la década de 1930 diversos grupos de investigación en el mundo comenzaron una carrera por crear elementos más pesados que el uranio mediante el bombardeo con neutrones. Hahn y Mentier trabajaban en esto, sin embargo, el destino deparaba caminos diferentes para ambos: Hitler llegó al poder en 1933 mientras ella era directora del Instituto de Química, pero a diferencia de Otto, tenía orígenes judíos, y fue obligada a abandonar Alemania en Julio de 1938, justo a la mitad de la investigación.

Hahn y su estudiante Fritz Strassmann continuaron con los experimentos y para finales de ese año tenían resultados suficientes para confirmar que el núcleo de uranio bombardeado se había dividido, creando bario y criptón, liberando varios neutrones más y una gran cantidad de energía. Sin embargo, inseguros de su conclusión, consultaron a Lise quien estaba en Suecia como refugiada.  El 19 de diciembre de ese 1938 Lise recibió una carta de Hahn donde describía sus resultados. Si lo propuesto por Hahn era correcto, la reacción debería producir muchísima energía. Meitner reconoció que la famosa ecuación de Einstein, E=mc2, explicaba la cantidad de energía entregada, mediante la conversión de masa en reposo en energía cinética; algo jamás visto en otros estudios atómicos.

Meitner y su sobrino, también físico, Otto Frisch (quien había salido de Alemania en 1933), describieron teóricamente lo hecho por Hahn y de paso reprodujeron sus experimentos. Frisch sugirió el término «fisión nuclear» para el proceso, en analogía con el mecanismo que desarrollan las células durante su división, la llamada «fisión binaria». Dadas las cuestiones políticas y su situación como refugiada, los resultados experimentales y teóricos fuero publicados independientemente en diciembre de 1938 por las parejas Hahn-Strassmann y Meinter-Frisch, los primeros en la revista alemana Naturwissenschaften y los segundos en la inglesa Nature.

Meitner vislumbró desde un inicio una posible «reacción en cadena» para la fisión del núcleo, algo que a la postre llevaría su aplicación a las armas atómicas. Esto llevó a un gran número de científicos a reconocer lo peligroso del descubrimiento, sumando además que mucho del conocimiento al respecto se encontraba en la Alemania nazi. En Estados Unidos, la intervención de Einstein en el asunto desembocó en la creación del Proyecto Manhattan y a la construcción de las bombas atómicas lanzadas sobre Japón en 1945 y que pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial.

Aún cuando Lise Meitner trabajó durante mucho tiempo al lado de Otto Hanh y los artículos científicos fueron publicados casi simultáneamente, el comité del premio Nobel otorgó sólo a Hahn el premio de Química de 1944.

Lise Meitner siempre se opuso al desarrollo de la bomba atómica y caracterizó por un gran altruismo y sensibilidad sobre todo con los afectados de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Recibió una gran cantidad de premios académicos, se convirtió en ciudadana Sueca y se retiró desde 1960 a Inglaterra. Murió el 27 de Octubre de 1968 a los 89 años. El epitafio de su tumba, compuesto por su sobrino Otto Frisch decía: «Lise Meitner: una física que nunca perdió su humanidad».

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