Cuando las naves Voyager y Galileo llegaron hasta Júpiter, se encontraron literalmente con otros mundos. En especial, las lunas galileanas mostraron características únicas, dignas de ciencia ficción. Está es Io, la cuarta luna más grande del sistema solar y una de las más activas en términos volcánicos. Cada mancha es un volcán y se han contado más de 400. La superficie está llena de silicatos, azufre, hierro y pirita.
Estas imágenes fueron tomadas en 1978 y 1997 por las sondas Voyager y Galileo, respectivamente.
Crédito de las imágenes: NASA, JPL y Universidad de Arizona