La contaminación lumínica es uno de los problemas más importantes en la actualidad y desaforunadamente uno de los que menos visibilidad tiene.
Es común escuchar sobre contaminación del aire, agua y suelo, incluso sobre contaminación auditiva, pero la lumínica ha quedado a un lado de medios, noticias y grupos en redes sociales, y dificilmente es mencionada por las personas en general cuando se tocan temas como cambio climático, pérdida de ecosistemas, pérdida de especies animales, etc.
Los efectos negativos de la contaminación lumínica suelen asociarse con la disminución en la calidad del cielo nocturno para uso astronómico, sin embargo, la luz artificial desperdiciada que llega a zonas naturales cercanas a ciudades, parques, playas, etc., afecta de manera muy seria la biodiversidad.
A este respecto, un equipo internacional de científicos, liderados por investigadores del Leibniz-Institute of Freshwater Ecology and Inland Fisheries (IGB), han analizado datos sobre el impacto de la contaminación lumínica en la formación de melatonina en humanos y vertebrados.
De este trabajo de revisión se desprende que incluso poco brillo del cielo urbano pueden suprimir la producción de melatonina.

PERDIENDO EL RITMO
La melatonina sincroniza el ritmo día-noche en animales y humanos, o dicho de otra manera, ajusta los relojes circadianos de células, tejidos y órganos, y regula varios procesos estacionales como la reproducción.
En los vertebrados, los fotorreceptores dentro de los ojos detectan las diferencias en los niveles de luz desde el exterior. Cuando los niveles de luz son altos, se suprime la producción de melatonina. Así, esta hormona se produce casi exclusivamente en la oscuridad. Es por esto que luz artificial en la noche (en general la contaminación lumínica) puede alterar la producción nocturna de melatonina.
En una revisión de la literatura de 1900 trabajos, los investigadores identificaron 72 artículos relevantes que cumplieron con criterios de estudio de los efectos de contaminación lumínica en especies. Todas las búsquedas bibliográficas se realizaron entre junio y agosto de 2019.
Según los datos encontrados de la revisión, se mostró que incluso niveles de iluminación muy bajos pueden suprimir la producción de melatonina para algunas clases de vertebrados. Por ejemplo, en peces, el umbral es 0.01 lux; en roedores, es 0.03 lux; en humanos, la sensibilidad puede llegar a 6 lux. Si se considera sólo la luz azul, los umbrales son mucho más bajos, dado de la luz de este color tiene mayores efectos en la producción-supresión de la hormona.

A modo de comparación, el nivel de iluminancia en una noche estrellada es 0.001 lux. En una noche de luna llena alcanza un máximo de 0.3 lux. El resplandor de una ciudad, debido a contaminación lumínica, puede alcanzar hasta 0.1 lux, pero la iluminación exterior por lámparas, focos y reflectores puede llegar hasta 150 lux.
«Sorprende mucho que bajos niveles de luz, por el brillo artificial del cielo, son suficientes para suprimir la producción de melatonina en varias clases de vertebrados»,
dice la primera autora, Dra. Maja Grubisic de IGB Berlin.
En esta revisión de trabajos, los científicos descubrieron varias lagunas de conocimiento. Por ejemplo, no encontraron estudios sobre los efectos contaminación lumínica-melatonina en reptiles y anfibios, y en general no hay estudios a largo plazo.
Dada la alta sensibilidad de la producción de melatonina de vertebrados, es crucial investigar más y mejor los impactos de la contaminación lumínica, para crear estrategias efectivas de mitigación, tanto para la salud humana como para el bienestar de los ecosistemas naturales, señalan en el trabajo científico.
Les dejo la referencia al estudio Light Pollution, Circadian Photoreception, and Melatonin in Vertebrates
Grubisic, M.; Haim, A.; Bhusal, P.; Dominoni, D.M.; Gabriel, K.M.A.; Jechow, A.; Kupprat, F.; Lerner, A.; Marchant, P.; Riley, W.; Stebelova, K.; van Grunsven, R.H.A.; Zeman, M.; Zubidat, A.E.; Hölker, F. (2019). Sustainability, 11, 6400.
Una nota de prensa sobre el artículo puede encontrarse AQUÍ