HUBBLE OBSERVA LA FRAGMENTACIÓN DEL COMETA ATLAS

Entre el 20 y 23 de abril, el Telescopio Espacial Hubble observó los restos del famoso cometa C/2019 Y4 (ATLAS), que hasta el mes de marzo parecía ser el cometa del año.

Las observaciones muestran que ATLAS se ha destrozado en más de 30 de fragmentos.

A mediados de abril se reporto que C/2019 Y4 parecía haberse fragmentado en dos o cuatro partes, debido probablemente a los gradientes térmicos y la eyección de material sublimado por la radiación y empujado por el viento solar.

Este tipo de eventos no son extraños, varios cometas sucumben a las severas condiciones en el espacio y terminan divididos. De hecho, muchos de ellos tienen trayectorias de colisión con el Sol y se desintegran totalmente, incluso antes de tener contacto con la atmósfera solar.

Crédito: NASA/ESA/STScI/D. Jewitt (UCLA)
Crédito: NASA/ESA/STScI/D. Jewitt (UCLA)

Las imágenes del Hubble identifican hasta 30 piezas, inmersas en una envolvente de polvo cometario, junto con la cola o cauda característica de los cometas.

El cometa fue descubierto el 29 de diciembre de 2019 mediante el proyecto ATLAS (Asteroid Terrestial-impact Last Alert System), un sistema de búsqueda astronómica robotizada basado en Hawaii, Estados Unidos.

Cometa ATLAS (C/2019 Y4) fotografiado el 6 de marzo de 2020 por el astrofotógrafo austriaco Michael Jäger.

El primer reporte fotográfico de la fragmentación del cometa se dio el 11 de abril, por el astrónomo aficionado Jose de Queiroz.

C/2019 Y4 (ATLAS) se ubicaba a unos 146 millones de kilómetros de la Tierra al momento de las observaciones del Hubble, pero si el cometa sobrevive alcanzará su menor distancia a nosotros el 23 de mayo, a sólo 116 millones de kilómetros. Para el 1 de junio se acercaría al Sol, a 40 millones de kilómetros.

Aunque clasificados como «cuerpos menores», la historia de los cometas y su relación con la Tierra se remonta a miles de millones de años. Una cascada de cometas, justo al inicio del Sistema Solar, pudo haber impactado con nuestro planeta recién nacido, contribuyendo con algo del agua en los océanos. Incluso, los compuestos orgánicos que sabemos se encuentran en los cometas podrían haber sido los precursores de una compleja química que dio origen a la vida tal como la conocemos.

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