LA COLISIÓN QUE DEFORMÓ NUESTRA GALAXIA

Nuestra galaxia es un conjunto enorme de cientos de millones de estrellas, gas y polvo, y que groso modo lo podemos imaginar como una gran espiral. Tiene un disco delgado y largo, un bulbo central y un halo. Pero desde los años 50 del siglo pasado, la comunidad astronómica sospechaba que la forma del disco de la Vía Láctea tenía cierta deformación, algo como una curvatura en la parte exterior.

Por años, los científicos han reflexionado sobre esto, ¿porqué la galaxia tiene forma de oblea deforme? Entre las propuestas que se han dado están, colisiones galácticas, grumos de materia oscura y hasta el campo magnético de la Vía Láctea.

Pero fue hasta épocas recientes, gracias a múltiples observaciones, que la idea de una colisión galáctica se hacía más evidente.

Una primer pista llegó con el descubrimiento de algunas galaxias enanas entorno de la Vía Láctea. En especial, una de ellas, la galaxia enana de Sagitario (SagDEG), era fuerte candidata para ser responsable de la deformación. Y en 2018, gracias a observaciones del satélite Gaia, se confirmó que SagDEG ha pasado por lo menos una vez entre la Vía Láctea, dejando a su paso filamentos de estrellas arrancadas por gravedad a nuestra galaxia. Este tipo de colisiones son el candidato más probable para explicar las ondulaciones y deformaciones de la Vía Láctea.

Pero ahora, con datos de distribución y cinemática estelar de más de 12 millones de estrellas gigantes, también tomados con Gaia, hay más información sobre la distorsión del disco. Según un estudio presentado en la revista Nature Astronomy, la curvatura o deformación precesa y rota alrededor del centro de la Vía Láctea una vez cada 600 a 700 millones de años. Para ponerlo en contexto, el Sol tiene una velocidad radial de unos 230 km/s (¡828,000 km/h!) y requiere sólo 220 millones de años para completar una órbita

Los modelos usados para explicar las observaciones con Gaia confirman la evolución del movimiento de la deformación y que se trata de un fenómeno reciente, que se modifica y que fue producto de una perturbación externa a la Vía Láctea. En otras palabras, lo que mejor explica la curvatura de nuestra galaxia es una colisión.

Gaia es uno de lo mejores cartógrafos estelares usados hasta la fecha y los datos de movimiento y caracterización de estrellas hacen posible medir distorsiones en la parte exterior de la Vía Láctea, justo donde la deformación es mayor.

Así, con cada vez más evidencia, podemos decir que nuestra galaxia se parece más a una oblea o papa frita ondulada, que a un disco perfecto y simétrico, y que esto se debió a un choque galáctico.

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