Por primera vez, astrónomos han observado directamente el magnetismo en uno de los objetos más estudiados: los restos de la supernova 1987A (SN 1987A), que apareció en nuestros cielos hace más de treinta años.
Además de ser un logro observacional importante, la detección proporciona información sobre las primeras etapas de la evolución de los restos de supernovas y el magnetismo cósmico dentro de ellas.
Bryan Gaensler, director del Dunlap Institute for Astronomy & Astrophysics y coautor del artículo ejemplifica el nivel de dificultad y calidad de los datos:
«El magnetismo que hemos detectado es aproximadamente 50,000 veces más débil que el imán de una nevera y hemos podido medir esto desde una distancia de alrededor de 168,000 años luz».

«Esta es la detección más temprana posible del campo magnético formado después de la explosión de una estrella masiva»,
dice la Dra. Giovanna Zanardo, autora principal del trabajo e investigadora de la University of Western Australia.
El descubrimiento se publica en la revista Astrophysical Journal Letters, este 29 de junio.

SN 1987A fue descubierta en febrero de 1987 desde varios observatorios en el hemisferio sur, principalmente localizados en Chile. La explosión de supernova ocurrió en una estrella en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia enana compañera de la Vía Láctea, a una distancia de 168,000 años luz de la Tierra.
Fue la primera supernova a simple vista que se observó desde que el astrónomo Johannes Kepler presenció una supernova hace más de 400 años.
En los treinta años transcurridos, el material arrojado por la explosión, así como la onda de choque, han estado viajando a través del gas y el polvo que rodeaban a la estrella antes de que estallara. Hoy, cuando miramos el remanente, vemos anillos de material ionizado por los desechos de la expansión y la onda de choque de la supernova.

«La imagen muestra cómo sería si pudieras rociar limaduras de hierro sobre la nube de escombros en expansión, a 170 mil años luz de distancia»,
dice Gaensler para explicar la detección. Las líneas de campo magnético de la Tierra corren de norte a sur, esto hace que una brújula apunte a los polos de la Tierra. En comparación, las líneas de campo magnético asociadas con SN 1987A son como los radios de una rueda de bicicleta alineada desde el centro hacia afuera.
Los investigadores encontraron que el campo magnético de la remanente no es caótico, sino que muestra cierto grado de orden. En astronomía es conocido que a medida que los remanentes de supernova envejecen, sus campos magnéticos se estiran y alinean en patrones ordenados. Entonces, la observación en SN 1987A muesta que puede poner orden en un campo magnético en apenas treinta años.
«A medida que continúa expandiéndose y evolucionando observaremos la forma del campo magnético para ver cómo cambia a medida que la onda de choque y la nube de escombros se topan con material nuevo.»
concluye Gaensler. Las observaciones fueron realizadas con el conjunto de radiotelescopios del Australia Telescope Compact Array (ATCA), en New South Wales, Australia.
El artículo de investigación, Detection Of Linear Polarization In The Radio Remnant Of Supernova 1987a, puede consultarse aquí: https://arxiv.org/pdf/1806.04741.pdf