Hace algunos meses descubrimos con emoción que la estrella más cercana al Sol —¡a sólo 40 billones de kilómetros!—, Próxima Centauri, tiene un planeta a su alrededor. Pero eso no es ni por mucho, lo más interesante de esto.
Resulta que el exoplaneta, denominado Próxima b, tiene un tamaño parecido a la Tierra y está a una distancia adecuada de su estrella como para tener agua líquida. Se encuentra en lo que los astrónomos llaman la zona habitable.
Hasta ahora se pensaba que Próxima Cen esta lejos de parecerse al Sol, pues se trata de una estrella enana, roja, fría y con apenas 1/10 la masa del Sol y 1/1000 su luminosidad. Sin embargo, astrónomos de la Universidad de Harvard y el Observatorio Astronómico de la Universidad de Varsovia acaban de encontrar que Próxima Cen desarrolla manchas y las produce en un ciclo de 7 años. El Sol hace lo mismo pero en un periodo de 11 años.
En el Sol, y probablemente en otras estrellas, las manchas son regiones ligeramente más frías en la superficie, cuya actividad está relacionada con campos magnéticos y los movimientos internos del plasma. Si los cambios en los campos magnéticos se repiten con regularidad, entonces veremos manchas con regularidad. En nuestra estrella, estos cambios son graduales, de manera que durante semanas o meses no presenta una sola mancha. Poco a poco (6.5 años después) llega al máximo, presenta hasta unas 100 y cubren algo como el 1% de su superficie; después de 6.5 años, el ciclo comienza.
Pero todo parece indicar que en Próxima Centauri la situación es más dramática.

Usando datos de cuatro observatorios distintos, detectando tipos de radiación diferentes, el grupo de científicos encontró que la luz de la estrella enana tiene cambios en un ciclo de 7 años. Estos cambios son interpretados como manchas estelares, similares a las manchas solares de nuestra estrella. En el caso de Próxima Cen, las manchas llegan a cubrir 1/5 de su superficie.
En realidad, los astrónomos no esperaban ver este tipo de cambios en estrellas enanas como Próxima Cen.
Los modelos que se tienen del interior de las estrellas, dicen que la tercera parte más exterior del Sol presenta movimientos de plasma, similares al del agua hirviendo (un fenómenos llamado convección), pero la región más interior permanece relativamente quieta. La diferencia en la rotación de estas zonas, podría ser lo que favorece la presencia de cambios en el campo magnético, produciendo manchas. Según estos mismo modelos, las estrellas enanas sólo tienen un interior convectivo, lo que descartaría la generación de manchas.
Si Próxima Centauri tiene manchas, entonces hay que modificar y mejorar los modelos.
La existencia de un ciclo de manchas en Próxima Centauri, muestra que no entendemos bien cómo se generan los campos magnéticos de las estrellas, al menos como nosotros pensábamos.
dice el astrónomo Jeremy Drake, de la Universidad de Harvard y coautor del artículo científico que ya fue aceptado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society. El documento puede encontrarse aquí.
El estudio no contempló los efectos de la actividad de Próxima Cen en el exoplaneta Próxima b, aunque probablemente tendrá consecuencias para considerarlo adecuado para la vida o no. Los vientos y ráfagas estelares podrían convertir la zona habitable en un lugar inhóspito y desolador.
Por lo pronto, el sistema de objetos en Próxima Cen seguirá siendo estudiado y sin duda nos dará muchas más sorpresas.
Nota de prensa original: CFA-Harvard