ISON: el cometa que nunca fue pero siempre recordaremos

A mediados del 2013, el cometa ISON era llamado (con mucho optimismo) «el cometa del siglo» y se esperaba que iluminara, como ningún otro en el último lustro, los cielos nocturnos durante los meses finales del año pasado. Pero la historia fue otra.

Como todos recordarán, en los últimos días de noviembre a penas fue visible desde la Tierra y cuando llegaba al punto más cercano al Sol (unos 1.1 millones de kilómetros)… ¡cric! ¡crac! ¡capum! comenzó a desintegrarse —igual que las ilusiones del publico en general, astrónomos aficionados y profesionales. Y es que no es para menos: esta distancia equivale a 1/50 (un cincuentavo) del camino entre nuestra estrella y Mercurio. Dicho de otro modo, ISON recibía, en aquel momento, 2,500 veces más radiación que el planeta más cercano. Así que el pobre no resistió…

Un testigo directo de la debacle de ISON fue el Observatorio Solar y Heliosférico (SOHO) de la NASA/ESA. La imagen que presenta hoy ESA —en una especie de homenaje póstumo— es la suma de lo ocurrido entre el 28 y el 30 de noviembre del 2013.

Comet_ISON_disintegrates

Sin embargo, no todo fueron malas noticias. ISON representó una oportunidad única para que los científicos estudiaran y midieran los principales ingredientes evaporados del cometa y analizaran su trayectoria para definir su origen.

Al final, aunque ISON dejó a muchos con las ganas de una buena fotografía, trajo ilusión y noticias desde los rincones más alejados del Sistema Solar. Como dice parte del divertido (pero serio y correcto) obituario In Memoriam de Karl Battams, hace un año,

Nació por el año 4 mil 500 millones a.C, fue fragmentado el 28 de noviembre 2013 (a la edad de 4 mil 500 millones años de edad).

Nacido en un ambiente polvoriento y turbulento. Pasó sus primeros años empujado y golpeado por sus hermanos helados, tanto grandes como pequeños. Se alejó de la Nube de Oort y mantuvo una existencia solitaria durante casi cuatro mil millones de años. El 21 de septiembre de 2012, ISON se dio a conocer entre nosotros, y nos permitió catalogar la parte más extraordinaria de su espectacular presencia. ISON vivió una vida dinámica e impredecible, alternando períodos de tranquila reflexión y estallidos violentos.

De manera trágica, el 28 de noviembre de 2013, la ambición tenaz de ISON superó su capacidad y nuestra brillante flama verde a la mitad del viento solar, comenzó a extinguirse. Le sobreviven millones de hermanos. ISON dejo un legado sin precedentes para los astrónomos, además de la eterna gratitud de una audiencia cautivada en todo el mundo.

Comet_ISON_Oct_08_2013
Adam Block/Mount Lemmon SkyCenter/University of Arizona

Como dice Karl Battams, las donaciones y contribuciones a la divulgación de la ciencia son bienvenidas. 

Hasta siempre ISON.

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