Usando datos del telescopio espacial Hubble, astrónomos logran medir y acotar por primera vez las características del campo magnético en un exoplaneta.
La vida en la Tierra fue posible gracias a las condiciones climáticas, geológicas y de composición química del suelo, los océanos y la atmósfera. Un proceso que sin duda fue muy complicado y que hasta ahora no ha sido resuelto por completo.
Sin embargo, el campo magnético jugó (y ha jugado) un papel trascendental en ese génesis y a lo largo de la posterior evolución de los organismos. Por ejemplo, el campo magnético terrestre ha impedido que muchas partículas energéticas provenientes de nuestra galaxia y el resto del Universo lleguen a la superficie y aceleren cambios genéticos por mutación. (Sin el campo magnético, quién sabe que horribles y terroríficas criaturas seríamos —claro, porque somos todo menos eso, ¿verdad?)
Así, cuando los científicos buscan vida en exoplanetas —planetas orbitando otras estrellas— es necesario que tomen en cuenta las características magnéticas dominantes en eso nuevos mundos. Pero existe un problema: al día de hoy ha sido imposible hacer mediciones directas del campo magnético de un planeta extrasolar, de manera que los investigadores usan métodos indirectos. Es un poco como establecer la identidad de una persona tras la puerta tomando en cuenta su silueta, su tono de voz o el sonido de sus pasos.
Ahora, por primera vez, un grupo de científicos ha sido capaz de estimar las características de la magnetosfera del exoplaneta HD 209458b, extraoficialmente conocido como Osiris, observando la capa de gas que lo envuelve, mientras este pasaba frente a su estrella. Los astrónomos estudiaron la forma de la nube, su tamaño, el campo magnético del exoplaneta y la interacción que tiene con los vientos de plasma que arroja la estrella.
Osiris es un exoplaneta del tipo Júpiter caliente, una tercera parte más grande y ligero que Júpiter y que gira muy cerca de su estrella progenitora, a una velocidad de una vuelta cada 3.5 días terrestres. Es probablemente, el mejor exoplaneta estudiado y el primero al que le fue detectado una atmósfera.
Después de las observaciones, los científicos recrearon los resultados con simulaciones por computadora para comparar y establecer los parámetros físicos en HD 209458b.
«Modelamos la formación de una nube de hidrógeno caliente alrededor del [exo]planeta y mostramos que sólo una configuración, que corresponde a valores específicos del momento magnético y del viento estelar, nos permiten reproducir las observaciones»,
explica Kristina Kislyakova del Instituto de Investigación Espacial de la Academia Austriaca de Ciencias.
Pare elaborar el modelo y recrearlo lo mejor posible, los astrónomos tomaron en cuenta factores como el intercambio de cargas eléctricas entre el viento de la estrella y la atmósfera del Osiris, efectos gravitaciones, así como de presión y movimientos del gas. Al final, el tamaño de la magnetosfera es relativamente pequeño cuando se lo compara con el tamaño de HD 209458b, siendo de sólo 3 veces su radio. Esto hace pensar a los científicos que la fuerza del campo magnético en Osiris equivale al 10 por ciento del de Júpiter.
La nueva técnica desarrollada por Kislyakova y su grupo podrá ser usada en cualquier otro planeta extrasolar que tenga una envoltura de hidrógeno a altas temperaturas, lo cual puede establecerse mediante telescopios actuales. Este es un ingrediente fundamental encaminado a la búsqueda de vida en otros planetas.
Los resultados fueron publicados en días pasados en un artículo en la revista Science y la nota de prensa puede encontrarse aquí.