Venus como exoplaneta

Telescopio Kepler y zona en el cielo que observa
El Telescopio Espacial Kepler ha resultado ser –hasta el momento– el instrumento más fructífero dedicado la caza de exoplanetas. Kepler observa simultáneamente cerca de 150 mil estrellas con la intención de detectar pequeñísimas variaciones en su luz, producto de los periódicos «mini-eclipses» del exoplaneta en su estrella.

Los últimos hallazgos de Kepler sin duda son muy interesantes y alentadores. Por ejemplo, el exoplaneta Kepler 22b, una «super Tierra» de 2.4 veces la masa terrestre y una distancia a su estrella tal que muy probablemente le permite mantener agua liquida –si es que la tiene–, es un fuerte candidato a ser habitable. Después, los casos de Kepler 20e y 20f, dos exoplanetas en el mismo sistema, probablemente rocosos, con tamaños parecidos a Venus y la Tierra respectivamente, pero con órbitas muy cercanas a su estrella. Sus temperaturas superficiales, por lo tanto, no son nada benévolas para albergar vida.

Un estudio reciente –además de revelador y fascinante– hecho con los resultados conjuntos de Kepler y otros telescopios muestra que los planetas en otras estrellas son el común denominador, más que algo raro y extraordinario: muy probablemente una de cada 2 estrellas como el Sol tienen al menos un planeta (solo en nuestra Galaxia existen varias decenas de millones de estrellas como el Sol).

Sin embargo, hasta el momento no tenemos evidencia de que los exoplanetas encontrados tengan organismos vivos como los conocemos en la Tierra. De hecho, no conocemos la densidad de muchos y por lo tanto no sabemos si están formados en su mayoría por tierra firme o grandes masas de agua líquida. Aún más, desconocemos totalmente la composición atmosférica de estos cuerpos -si es que la tienen. Entonces, ¿cómo investigar las posibles atmósferas en exoplanetas? ¿Contra que comparar los resultados? Una vía importante para responder estas preguntas podría venir este año –y no exactamente del embuste del «fin del mundo».

Tránsito de Venus.

Entre el 5 y 6 de junio Venus atravesará el disco solar, es decir, transitará frente al Sol visto desde la Tierra. Este evento dará a los astrónomos la oportunidad de apuntar sus instrumentos hacia nuestro planeta vecino y estudiar su atmósfera. Mientras se da el tránsito, la luz del Sol atravesará la atmósfera venusina y muchos de sus componentes podrán ser detectados por espectrógrafos. Los datos obtenidos servirán para compararlos con atmósferas en exoplanetas y determinar qué tan similares o diferentes son.

Por supuesto, la investigación sobre Venus lleva ya muchos años, pero el fenómeno de tránsito posibilita observarlo de manera similar a como se hace con los exoplanetas. En efecto, si hay una manera de simular cómo se ve la atmósfera de un exoplaneta al pasar frente a su estrella, es mediante los tránsitos aquí en el sistema solar, y el de Venus será importantísimo.

Así que, mientras los astrónomos preparan sus instrumentos, ustedes apunten en la agenda 5 y 6 de junio, porque de otra manera estarán obligados a esperar hasta los años 2117 y 2125 cuando se den nuevamente sendos tránsitos de Venus (el primero será por la tarde y el segundo al mediodía… por si a alguien le interesaba saber).

Nota: Las medidas de seguridad para disfrutar del tránsito son indispensables.  Una sobreexposición a los rayos solares puede traer graves consecuencias para la vista. Observar el Sol a través de un telescopio, sin filtros adecuados, podría llevar a la ceguera permanente.

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